Tu primera sesión de Psicoterapia
La primera vez que fui a una sesión de psicoterapia sentí un salto al vacío.
No sabía lo que iba a pasar, qué me iban a preguntar, cómo iba a ser la situación. En definitiva, sentí pánico. Ponerme delante de alguien que no conocía de nada a hablarle sobre mí, se me hacía una de las cosas más difíciles a las que enfrentarme. El miedo, la vergüenza y la falta de experiencia amenazaban con bloquearme. Acababa de terminar mi licenciatura en Psicología Clínica y algo me decía que antes de dejar que una persona se sentara delante de mí como profesional, yo tenía que pasar por esa misma situación. Alargué aquella certeza todo lo que pude, incluso, dejé aquella temprana terapia en cuanto tuve una excusa. Luego, en la formación de Terapia Gestalt, entre los requisitos, estaba pasar por tu propio proceso de psicoterapia y sentí el mismo pánico a pesar de que ya sabía lo que iba a ocurrir.
Esta misma sensación mantiene a muchos pacientes alejados de la terapia por mucho tiempo, así que te voy a contar qué ocurre en una primera sesión conmigo.
Primero habremos hablado por teléfono o Whatsapp, para acordar un día y una hora que nos venga bien a los dos. Ese día, te abriré la puerta, nos saludaremos por primera vez y entraremos a mi despacho. Te ofreceré agua o una infusión. Nos sentaremos uno enfrente del otro y te preguntaré cómo estás. Suelo hacerlo para saber cómo te encuentras en ese momento y averiguar si puedo ayudarte a atravesar la situación de alguna manera. Suelo decir que el trabajo de “ser paciente” es el más difícil que hay.
Después te preguntaré por qué vienes e iremos profundizando en las razones que te han llevado a terapia mientras tomo algunas notas de lo que me parezca importante recordar. Una vez que me hayas contado sobre ti y qué te trae a terapia, me suelo preguntar si soy yo la persona indicada para acompañarte en tu proceso. A veces el motivo de consulta se solucionaría o se trataría mejor en otro ámbito, o con otra persona. Intento ser sincera conmigo misma y explorar los sentimientos que tengo al escucharte. Curiosidad, ganas de saber más, interés, empatía suelen ser los sentimientos que me llevan a tomar la decisión de continuar. Si algo no cuadra, te lo diré para que exploremos juntos qué puede estar pasando. La psicoterapia tal y como yo la practico, se basa de una forma fundamental en la relación terapeuta-paciente, así que trabajo ésta desde la primera sesión.
Suelo preguntar cómo sería tu terapeuta o tu terapia ideal para identificar ideas o fantasías que no se corresponden con lo que yo hago en terapia. Algunos ejemplos:
- “Que me digas lo qué tengo que hacer”. Yo no sé lo que tienes qué hacer. El experto en ti y en tu vida eres tú. Yo puedo ayudarte a que tomes conciencia de qué te pasa, cómo te sientes en esa situación, para qué no haces lo que crees que tienes que hacer, o para que sí lo haces y cómo te sienta.
- “Que me quites la ansiedad, la tristeza, etc.”. Yo no quito nada, puedo enseñarte herramientas y formas en las que conozcas mejor tus síntomas, cómo manejarlos y encuentres la manera, la tuya, en que tu malestar disminuya. Si hace falta algún apoyo para atravesar tus síntomas, sí los recomiendo y tomo la decisión contigo.
- “Explícame por qué me está pasando esto”. Te puedo hablar de cómo se relacionan cuerpo, mente y emociones, pero las razones por las que estás pasando por este proceso y que te traen a terapia, es algo que descubrirás tú en el proceso, o no. A veces no hay una causa clara.
Estos son algunos de los más habituales.
Me gusta contarte quién soy, algo de mí y de mi formación profesional, para que me conozcas un poco. Acepto preguntas de todo tipo sobre mí y, habitualmente, las contesto. No creo que el terapeuta tenga que ser una pared en blanco sobre la que proyectar. ¿Por qué no hacer la situación un poco horizontal?
Luego te hablaré de cómo trabajo yo. Nos veremos en la mayoría de los casos una vez a la semana en sesiones de 50 minutos a una hora. A ser posible, en una hora y días fijos, aunque puedo ser bastante flexible en algunas franjas horarias. Si tienes horarios cambiantes de trabajo, podemos ir variando de semana en semana si tienes hueco por la mañana o a mediodía. Por la tarde esto es más complicado. Cobro 70€, y pido que me avises con 24 horas de un cambio o anulación, si no, la sesión la cobro igualmente. Esto lo hago para que sea importante para ti avisarme y yo poder saber qué huecos quedan en mi agenda y tener tiempo de reorganizarme. También te pediré que si vas a dejar la terapia, por lo menos dediques una sesión a cerrar el espacio de terapia, concluir temas pendientes y despedirnos. La experiencia me dice que para ti es mucho mejor hacerlo así, pero sobre todo es mejor para mí. Los procesos inconclusos se me quedan tiempo dando vueltas y me gusta despedirme de las personas.
Seguramente, mucho de lo que hago en sesión, habrá ocurrido en esa primera vez. Escucharte activamente, hacerte de espejo, asociar temas, preguntarte qué sientes y cómo es en el cuerpo, etc. son las herramientas fundamentales de mi trabajo en sesión. La terapia es como un viaje en el cuál yo soy tu compañera. Mi papel va a ser ayudarte a tomar conciencia de cómo estás viajando en ese momento de tu vida, qué necesitas para este camino y en tu vida, para qué coges siempre una dirección o para qué nunca exploras un trayecto. De esta manera, semana tras semana, iremos generando una relación de apoyo para que vayas siendo más consciente, vayas expresándote emocionalmente y encontrando más espacio en ti y, finalmente, puedas llevarte esa relación contigo, hacerla tuya, para continuar tu viaje.
Si ambos estamos de acuerdo en todo esto, quedaremos para la semana siguiente e iniciar tu espacio de terapia.
¿Quieres probar tu primera sesión? Puedes llamarme o escribirme al 626783708.
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